Usos no alimentarios del aceite de oliva en la antigüedad

Ya sabéis que nos gusta bucear en la historia y recabar información acerca del papel que ha supuesto este producto en las principales civilizaciones de la humanidad. Aunque el foco lo solemos poner en el uso alimentario, también podemos encontrar diferentes usos, algunos de ellos bastante curiosos, en el pasado.

Por ejemplo, a nivel religioso, las unciones siempre han tenido al aceite de oliva como principal ingrediente. Por ejemplo en la religión cristiana o también en Grecia ya que muchas personas llevaban a los baños un pequeño frasco de aceite para su propio uso. En alguna culturas el derramamiento de aceite de oliva sobre un altar era considerado como una solicitud de fecundidad a los dioses.

El masaje con aceite era una verdadera terapia y se recomendaba para flexibilizar los músculos, se aplicaba también para el cuidado de recién nacidos. Antes de realizar deporte se protegían del frío (Hipócrates), pero era igualmente valioso contra el sol. Es sabido que los atletas participantes en la Olimpiadas untaban su cuerpo en aceite para proteger su piel del sol, el calor y las caídas o los gladiadores se untaban la piel con aceite para ser más resbaladizos y flexibles. Además los aceites empleados como excipientes en perfumería debían de reunir determinadas características. Era otro muy habitual en la civilización egipcia. Para los griegos, lo mejor para los perfumes era el aceite acerbo procedente de aceitunas verdes, como afirman Teofrasto y Dioscórides.

Los antiguos egipcios utilizaban junto con arcilla o cenizas para intentar quitar las impuerzas de su piel, sin embargo, a modo de exfoliante.  Posteriormente, el aceite de oliva empezó a ser mezclado con hierbas aromáticas y esencias de flores para crear valiosos ungüentos aromáticos aplicados como bálsamo.

Otro uso no alimentario muy extendido hasta hace unas décadas era la iluminación: el aceite de lámpara. Era el combustible básico para la iluminación de todo tipo de instalaciones y para ello se empleaban la mayor parte de los aceites de mala calidad obtenidos tras varias prensadas o partir de los residuos de decantación. Una vez llenas las lámparas de bronce o cerámica, la duración media de la mayoría sería de unas dos horas y media antes de necesitar recargarse (las de las minas tenían aprox. duración de 10 horas).

Como curiosidad podemos encontrar también el uso textil, ya que el aceite de oliva era usado para la lana, que requería un engrasado tras las operaciones de lavado y selección, antes del cardado y peinado.

A nivel industrial, la lubricación era muy extendida también. Se utilizaba en grandes cantidades por la marina para el mantenimiento de las piezas de metal y de madera de las cubiertas de los barcos y también se untaban con aceite de oliva los recipientes, las jarras de vino, cubas, tinajas, etc. Era un elemento importante para asegurar el hermetismo. También se dedicaba a la elaboración de jabones de alta calidad. O por ejemplo, algunos de los subproductos del aceite de oliva, como la amurca, se emplean en el campo como un herbicida o pesticida natural.

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